Amparo Moreno Sardà

Publicado en El Periódico de Catalunya, 1995-IX-20

        Si algo ha quedado claro en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer que acaba de celebrarse en Pekín, es que hoy las mujeres ya podemos viajar tanto como los hombres. Se acabó el mito que nos legó la Grecia clásica, que atribuía al hombre, simbolizado en el dios Hermes, el papel de viajero, de explorador y saqueador del territorio, por ello también de poseedor de los secretos del conocimiento, a la vez que relegaba a la mujer, simbolizada por la diosa Hestia, a alimentar el fuego del hogar y conservar los bienes que él conseguía en sus expediciones. Numerosas primeras damas consortes o por m‚ritos propios han ofrecido al mundo un excelente ejemplo -  como corresponde a su rango - de que esta imagen ya no se lleva.

        Pero el caso del matrimonio Chirac me ha hecho cavilar. Mientras madame Chirac viajaba a la Ciudad Prohibida e intervenía a favor de los derechos de las mujeres, su esposo se ha quedado en casa jugando con el mando a distancia a hacer pruebas nucleares en las antípodas.

        ¿No habrá que reclamar que la ONU organice un Año Internacional y una Conferencia Mundial para debatir los problemas que provocan ellos, con sus juegos obsesivos?